En Costa Arriba de Colón se encuentra Portobelo, un pequeño pueblo costero que, cada 21 de octubre, cobra vida de una manera especial. Este día se celebra el día del Cristo Negro de Portobelo, una celebración única y conmovedora que atrae a devotos de todo el país para pagar sus mandas a El Nazareno. Después de 8 años de haber llegado a Panamá, no podíamos dejar pasar otro 21 de octubre sin conocer este acto religioso, ¡por fin lo pudimos vivir en primera persona! En este artículo, te llevaremos en un viaje a través de nuestra experiencia en Portobelo e intentaremos contarte un poco más de esta festividad.
Antes de hablar del Día del Cristo Negro, es importante entender el contexto de Portobelo. Este pintoresco pueblo se encuentra a unas dos horas en coche desde la Ciudad de Panamá, en la costa caribeña del país. Con una extensa historia que data de la época colonial, Portobelo es un lugar con calles empedradas que atestiguan su pasado como importante puerto comercial y defensa del istmo. En este artículo te contamos qué hacer en Portobelo en tres días.

El origen del Cristo Negro
Aunque el origen exacto del Cristo Negro de Portobelo es desconocido, son varias las leyendas que intentan dar respuesta a esta incógnita. Lo que sí es cierto, es que todas coinciden en adjudicar el milagro de salvar al pueblo de una epidemia de cólera al Nazareno y que llegó por mar. Nos dicen que en primer momento se instauró en la iglesia de San Juan de Dios y que años más tarde fue trasladado al actual santuario de San Felipe.
Las tormentas
La leyenda más extendida cuenta que, en 1658, un barco español estaba navegando rumbo al sur con la imagen de El Nazareno en su carga. Hicieron una parada en Portobelo pero al querer continuar con su viaje, las tormentas impidieron que el navío pudiera zarpar de nuevo. Sus marineros pensaron que quizás esto fuese causado por el Cristo Negro al no querer irse de Portobelo y lo lanzaron al mar. Los pescadores descubrieron la caja de madera que contenía la imagen del Cristo y lo llevaron a su iglesia.
Una acertada equivocación
La segunda leyenda data del año 1640, cuando se encargaron a España dos tallas religiosas para enviar a Panamá. Para Portobelo iba San Miguel y, El Nazareno, se dirigia hacía Taboga, en el pacifico. Al desembarcar en Portobelo pero, las cajas se confundieron y al intentar abrir la urna del Nazareno, este no quería irse y finalmente aquí se quedó.
La talla del mar
La tercera leyenda cuenta que un barco español estaba navegando cerca de Portobelo cuando tuvieron que aligerar su peso arrojando parte de su carga al mar, incluyendo al Cristo Negro. La talla llegó flotando hasta el pueblo, donde un esclavo la encontró y la llevó al templo.


Preparativos y Devoción
Los preparativos para celebrar el Cristo Negro de Portobelo empiezan días antes del 21 de octubre. Nos cuentan que El Naza es posiblemente el Cristo con más joyas y prendas de todo Centroamérica y el Caribe. Esta suposición no nos soprende en absoluto pues, quién quiera, puede ir a la iglesia de Portobelo y anotarse a la larga lista de espera que hay para hacer una donación y vestirlo en uno de los cuatro trajes que lucirá a lo largo del año, dos durante el 21 de octubre y dos para Semana Santa.
Son las mismas mujeres portobeleñas quiénes, desde el año 1986, le cosen todos los trajes. En octubre se viste de rojo vino y en Semana Santa de morado. Cada 19 de octubre, una vez terminada la novena, las puertas de la iglesia de Portobelo se cierran para vivir uno de los momentos más especiales: vestir al Nazareno con su nuevo traje, acto que realizan los hombres de Portobelo.
Otra de las labores de las mujeres de Portobelo es la confección de flores de cera que vestirán las velas que acompañan a el Cristo Negro en el anda. Un arduo trabajo que consiste en derretir la cera, ponerla en unos moldes confeccionados con yuca o cepa de otoe para conseguir unas finas planchas de cera que luego serán cortadas una a una para armar las distintas flores.

Llegamos a Portobelo la noche del 20 de octubre, las calles ya estaban repletas de banderas y adornos religiosos. La devoción a El Nazareno es palpable en cada rincón: desde Sabanitas nos encontramos con muchos fieles que llegaban de distintos puntos del país dispuestos a recorrer los últimos kilómetros que los separaban de Portobelo. Algo que nos sorprendió muchísimo fue la gran cantidad de gente que había en los casi 36 kilómetros que hay desde Sabanitas hasta Portobelo con agua y comida para ofrecer a todo aquel que pasa caminando a lo largo de la noche.
Una parte fundamental de la devoción por el Cristo Negro son las mandas. Conocimos a devotos que salieron unos días antes desde La Chorrera, Arraiján, Panamá Viejo o 24 de diciembre para llegar caminando hasta Portobelo. Algunos de ellos, al llegar a la entrada del pueblo, se arrodillan o se arrastran hasta la iglesia; otros son bañados con cera caliente que cae sobre sus espaldas. Unos llevan consigo sus altares y cruces. Cada quién sabe cómo pagar sus mandas a El Naza pero todos tienen algo en común: toda manda termina frente el Cristo Negro de Portobelo.



También hay los que deciden cumplir sus mandas en la misma puerta de la iglesia a manos de los barberos del Naza, dejándose crecer su barba y cabello durante todo el año y contárselo cada 21 de octubre para entregárselo luego en el altar. Nos cuenta José que lleva 43 años caminando desde Panamá Viejo, que antes eran un grupo de barberos pero que a día de hoy solo queda él. Este año salió el 18 de octubre con dos amigos desde Panamá Viejo para llegar el 20 de octubre a Portobelo.
Pero, ¿qué son las mandas? Las mandas es la forma que tienen los devotos del Cristo Negro de pagarle o agradecerle un milagro. La emoción y el compromiso es bien tangible, y su fe inquebrantable, conmovedora.






La Procesión de El Nazareno
El punto álgido de la celebración llega a las ocho de la noche con el inicio de la procesión de la imagen de El Nazareno. Esta comienza en la iglesia de San Felipe, en una atmósfera solemne y emotiva para recorrer las estrechas calles de Portobelo. Durante todo el recorrido los peregrinos van por delante del Cristo Negro, unos le bailan con mirada fija hacía a él, otros se arrastran por las calles empedradas. El Naza es cargado por dos columnas de hombres, 40 en cada lado, que se van turnando a lo largo de la procesión.
Las calles están abarrotadas de personas que se unen en oración, balanceándose de lado a lado al rítmico marchar de la banda musical que los acompaña. Cuatro pasos hacía atrás, tres hacía delante. Los tambores y trompetas llenan el espacio, creando una banda sonora única para esta experiencia.
A medianoche el Cristo Negro es devuelto a la iglesia, donde los devotos que no lo acompañaron durante la procesión, lo están esperando. "¿Quién vive? " grita uno de ellos, "¡El Naza!" responde la multitud al unísono. Pasados algunos minutos de las 12, la imagen se sitúa enfrente de la puerta de la iglesia de San Felipe, el campanario se ilumina y un estallido de fuegos artificiales tiñe el cielo de colores. Entre tanto extasis El Nazareno entra otra vez a la iglesia donde será vestido con otro traje que lucirá hasta la próxima procesión de Semana Santa.




Otras curiosidades
El Cristo Negro de Portobelo es considerado para algunos el santo de los salseros. Gilberto Santa Rosa, Celia Cruz, Cheo Feliciano son algunos de los salseros que llegaron hasta las calles de Portobelo para ver a El Nazareno. Pero quizás el que estrechó más lazos con él fue Ismael Rivera, un declarado devoto al Cristo Negro de Portobelo, a quién le canta en algunas de sus canciones: "el Nazareno me dijo que cuidará a mis amigos, en la iglesia de San Felipe de Portobelo está el negrito que cargamos con celo". Ruben Blades también los cita en otra canción: "a puro corazón me fui de Panamá a Colón caminando con Maelo pa' llegar a Portobelo y saludar al Nazareno".
Otros lo consideran el santo de los maleantes, sin embargo no hemos logrado encontrar información o el origen de esta afirmación.


